PODEMOS PROLONGAR LA VIDA HUMANA
DÉJAME TESTIFICAR QUE A LOS QUE AMAN A DIOS, TODAS LAS COSAS LES AYUDAN PARA BIEN…
Hay 3 Causales para una muerte antes de tiempo: Dios, el Diablo y la persona humana.
A. Significado de Duelo: Significa combate entre dos. La persona tiene un combate entre dos partes: una que acepta la pérdida, que sabe que partió, pero hay otra parte que no acepta la pérdida; tiene bronca por esa pérdida, entonces viene una lucha. Todos necesitamos hacer el proceso del duelo, que es normal y es el proceso de recuperación de esa pérdida. Si una persona que “pierde” un familiar no sufre el duelo, entonces nunca ha amado a quien partió. Pero si viviendo su propio duelo enseguida se recupera, o abdica al “bien” perdido, aceptando la pérdida como un logro, un paso al frente, una posibilidad de cambio, una oportunidad de libertad, entonces, está viviendo la experiencia de sanidad interior y liberación espiritual necesaria, que Dios le ofrece en Su Palabra.
B. El tiempo que durará un duelo, dependerá de al menos 7 aspectos:
1) Cuánto uno haya amado: la ecuación es más amor, más sufrimiento por la pérdida. Menos amor, menos sufrimiento. • la sanidad del duelo y liberación de él, es más rápida y real.
2) Cuánto uno se haya amado en el trato con el otro: más nos hemos amado, más sufrimos. Menos nos amamos, menos sufrimos. • la sanidad y liberación del duelo es menos rápida y más compleja.
3) Cuán consolidado uno esté en Dios y en su Palabra: no somos como los que no tienen esperanza. Nuestra esperanza se desprende de lo que conocemos de la Biblia, y de lo que ya hemos experimentado en Dios.
4) Cuánto a uno le haya servido esa conexión humana: • es diferente el duelo por una persona que partió y que era muy activa, que aquél que sufrimos por una persona inactiva. Pacifica o pendenciera. Constructora o destructora. Amante o celosa. Opositora y perseguidora o ayudadora idónea.
5) Cuánto nos hayamos casado: (tratándose de la pérdida del cónyuge): • hay personas que nunca se casaron completamente: le gusta el cuerpo del otro, pero odia sus gustos. Ama su carácter, pero detesta su profesión. Etc. • Si el que se fue está encuadrado en este caso y quien se ha quedado no, el duelo es más doloroso y costoso. • Si el que se queda se encuadra en este caso, y quien partió amó intensa y verdaderamente, al que se queda puede acontecerle una de las 2 siguientes clases de duelo: a) El Duelo Superficial: es rápido; lo que ama lo suple de inmediato; b) El Duelo Congelado: Nunca se sana y sufre la acusación de su conciencia continuamente. Puede ser reprimido.
6) Cuánto la persona que partió buscó y quiso ser transformada para ser mejor en vida, y útil a los demás: • Por una persona testaruda, que no desea renunciar a sus fallas y defectos, que se ata a la tradición, la cultura y la raza, en el fondo, quienes quedan vivos, tarde o temprano, y probablemente en poco tiempo se recompondrán y no sufrirán muy profundamente.
7) Cuánto el cónyuge que quedó contribuyó para el cambio y la felicidad del otro: • haya o no aprovechado el apoyo del otro la persona que parte, dependerá que cuánto uno apoyó al otro, para sufrir menos o más.
C. Otro Aspecto relacionado al duelo:
• Cuando el que fallece no ha sido salvo y quien queda ya ha experimentado la salvación, el duelo no tiene sentido; conviene liberarse de él cuanto antes, por más que uno no le haya testificado de Cristo adecuadamente, pues, de nada nos valdrá condolernos. Hay que perdonar y perdonarse, y aceptar el perdón de Dios.
• Cuando el salvo fallece, no llegando a arreglar aspectos relevantes de su caminar con Dios, debemos perdonarlo y olvidarnos. Nada más podemos hacer por él, y nada resultará dolernos por ello. Debemos dejar el juicio en las manos del Señor.
• Cuánto se haya preparado para el encuentro con Dios, y cuánto haya sido transformado y esté adecuado para “el Reino”, a nosotros no nos compete juzgar su destino.
D. Causas de la muerte de un santo: ¿Tiene Dios qué ver con la muerte de un santo?: Respuesta: Sí, y TODO ¿Tiene el Diablo qué ver con la muerte de un santo?: Respuesta: No, NADA ¿Cuánto depende del creyente su partida?: Respuesta: Casi todo. A mayor entrega al Señor, menos riesgo. A menor entrega, mayor riesgo.
E. MITOS: En el pueblo de Dios, debido a que la mayoría venimos de una influencia católico–romana muy fuerte, aún tenemos ideas y conceptos que nada tienen que ver con la verdad de Dios. Como nos dice Isaías (8:20) “¡A la Ley y al Testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido.” No vale mi opinión, ni la suya ni la opinión de científicos o expertos, sino, qué dice la Palabra de Dios. Este trabajo no registra todos los versículos bíblicos que prueban lo que decimos aquí, pero sin duda alguna, para quien conoce la Biblia, las menciones y la argumentación general no serán sin fundamentos.
Mito 1. – “Seguramente Dios lo necesitaba en el cielo”: ¡Qué absurdo! Dios no necesita a nadie en el cielo. Nosotros necesitamos de él en la tierra, por eso mismo él bajó, y subió, y ahora es sólo invocar su nombre y él ya se hace presente para salvarnos a cualquier momento.
Mito 2. – “Cuando un niño o una persona buena muere, se transforma en ángel, o una estrella en el firmamento”: La creación de ángeles es una creación secundaria (Sal. 8:2) Ellos están para servir al hombre (Hb.2:14) y no pertenecen a una clase de creación superior al ser humano. Además, Dos crea constantemente, y él no necesita transformar una creación que es “la Obra Prima” de la Creación en algo inferior. Las estrellas también pertenecen a una categoría inferior de la Creación de Dios. Nada nos eleva a Dios, sino solamente el entrar a Dios por medio del nuevo nacimiento.
Mito 3. – “El marido (o la mujer, o el padre, el hijo, etc.) le hacia sufrir mucho; eso fue lo que lo mató”: La Biblia dice: “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevara el pecado del padre, ni el padre el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.” Ez.18:20. La muerte tiene una sola causa, aunque muchas circunstancias diferentes: el pecado es la única causa de la muerte. El pecado ajeno nos afecta la existencia aquí, y hasta puede alterar nuestra vida, pero no alcanza para matarnos, porque cada uno tiene libre albedrío y todos los humanos tenemos las mismas oportunidades inherentemente de vencer el pecado o ser vencidos por él. Dios no nos da más carga de la que podamos soportar.
Mito 4. – “En la forma en que murió, seguramente estaba en pecado”: Ningún pecado mata. Sólo un pecado es “de muerte”: no creer en Cristo Jesús y no aceptarlo como Señor y Salvador. Aún este pecado no produce muerte física sino espiritual, pues, sino, los santos no estarían morando físicamente. Jesús advirtió a sus discípulos que habría gente que los podrían matar, no obstante, la muerte del santo SIEMPRE es preciosa a los ojos de Dios, independiente de cómo muera. Para nosotros sus hijos, la muerte física –insoslayable– no es muerte; es un sueño, un descanso y también es estar con Cristo, lo cual es mucho mejor.
Mito 5. – “Ya cumplió su misión en la tierra…”: Si bien es cierto que cada ser humano trae inherentemente en su psique una misión o propósito de vida, o vocación a la cual debe abocarse, y cuando así lo hace, gana él y el universo todo funciona armoniosamente por ello, tenemos el derecho y el beneficio establecido por Dios de poder vivir en la tierra hasta 70 años como mínimo. (Adquiera la Apostilla Como finalizar en el fin establecido por Dios sobre este tema, examinado por Tito Berry y cuya revelación alcanzó en las Sagradas Escrituras).
F. ¿Víctima o Culpable?:
• Desde el punto de vista de a) los espíritus familiares, b) la cultura, c) el racismo, hay víctimas, porque tales cosas se heredan y no todos consiguen vencerlas y liberarse de ellas.
• Desde el punto de vista de la responsabilidad humana, y de la Soberanía de Dios, no existen las victimas en el caso de la muerte de un santo.
G. Dios monitoreando la vida y la muerte de un santo:
La Biblia prueba que TODA muerte es permitida por Dios, al afirmar que Cristo por medio de su muerte, venció a la muerte y liberó al ser humano de la crueldad de Satanás. Si Cristo tuvo alguna victoria en el Hades, cuando estuvo allí durante tres días, esa victoria testifica que antes era Satanás quien comandaba el imperio de la muerte, aprovechándose de la causa del pecado en la raza humana. Como todas sus victorias para el hombre son judiciales, y no llegan a ser concretizadas mientras el hombre no las acepta por fe en él, como la salvación, la sanidad, el perdón de los pecados, la unión de un único pueblo, y la victoria sobre Satanás, también la victoria sobre la muerte, consecuente del pecado. Pero Satanás todavía tiene un reino, aunque caído, y tiene gente que le sigue y le adora. Todavía “las primeras cosas no pasaron”, por eso todavía los santos fallecen, y “el último enemigo a ser vencido, es la muerte”, por eso todavía Satanás tiene algún poder sobre los suyos. Satanás cuida de sus victimas, así como Cristo cuida de los suyos.
No obstante, Satanás es engañador, y el cuidado que ofrece es en tanto y en cuanto el individuo le sirve a sus maléficos designios; sino, lo mata. Satanás no puede matar a un hijo de Dios, porque quienes estamos en las manos de Cristo, “nunca nadie nos puede arrebatar de allí”. Dios está en TODA muerte como SOBERANO sobre todo y sobre todos. Pero hay muerte provocada por Satanás y muerte planificada por Dios.
Satanás puede provocar la muerte de un santo, y esta sólo ocurrirá si Dios se lo permite, pero Dios puede quitar la vida de él, o “tomar lo suyo” en circunstancias donde Satanás actúa, y de nosotros dependerá el darle gloria a Dios y no a Satanás. Satanás no mata si Dios no le da permiso. Cuando Satanás mata libremente, lo hace para llevar más personas a su reino y solo puede hacer esto con su gente. Cuando Dios le da permiso para matar, esta muerte es como disciplina a favor de Dios, y ocurre tan sólo en casos extremos. Pablo había entregado a algunos a Satanás, “para que aprendan a no blasfemar”. Satanás no enseña nada, pero si algo aprenderemos al caer en sus manos, ciertamente será a través de la máxima crueldad y maldad incluido la muerte, y tan sólo porque aun bajo alguna influencia o acción demoníaca,
Dios todavía tiene en sus manos a esa persona. Dios prioriza la salvación del espíritu humano. Algunas perdidas a veces son inevitables, incluido el mantenimiento de la vida natural, con tal de que “el espíritu sea salvo”. Dios no quiere la muerte del impío. Pero la muerte de un santo le es preciosa a sus ojos, cualquiera sea la circunstancia en que muera.
Las causas de la muerte de un santo son otras, nunca Satanás. Satanás puede ser el ambiente o marco (reino) donde un santo puede ser alcanzado con la muerte, pues aun cuando vivimos en el reino de Dios este reino ahora está dentro de otro reino que es el mundo, sino, Cristo no hubiese orado: “guárdalos del mal. No ruego que les quites del mundo, sino que los guardes del mal”.
La primera y principal causa de muerte es el pecado por eso todos mueren, porque todos nacemos en pecado, y por eso también pecamos. Desde que el creyente “ha pasado de muerte a vida” por el perdón eterno de su pecado eterno, el de no creer en Cristo, la muerte física para él ya no es muerte, es sueño, un descanso. Pero no escapa de la muerte física, porque es pecador y el cuerpo de pecado está condenado a la corrupción. Cristo advirtió a sus discípulos que en la tierra podían matarlo. Mt. 10:28 y Pedro declara que podemos sufrir como cristianos, o siéndolo, sufrir por agravios a la humanidad de Dios.
Ningún cristiano puede ser considerado vencedor si no tiene testimonio en la tierra aquí y ahora, sobre el mal que lo acosaba. Unos sobre el vicio. Otros sobre su naturaleza pecaminosa. Algunos sobre su carácter. Muchos sobre la enfermedad, y la muerte. Aunque al fin, todos moriremos igualmente.
Dios estableció un límite para la vida humana, y principios para prolongarla. El ser humano tiene Libre Albedrío. El ser humano que se deja gobernar por Satanás, puede ni llegar al límite, ni podrá prolongar su vida en la tierra. Aquél que es gobernado por Dios tiene asegurado el límite y aun diez años más, y también podrá prolongar su vida si cumpliere los principios de prolongación de vida establecidos en la Biblia. De cualquier manera, el santo, ya sea que alguien lo mate, o que haya sido entregado a Satanás para ser disciplinado por Dios a través de él, o que no practique los principios de prolongación de la vida, y no fuere suficientemente capaz (los más robustos: los más fuertes, o que más pueden) para acrecerla de 70 a 80 años, su muerte no es muerte, y sí es preciosa su muerte a los ojos de Dios.
H. PRINCIPIOS DE PROLONGACIÓN DE LA VIDA HUMANA:
Principios eternos y Principios relativos:
Quizá hayan más, pero hallé 7 que son principales:
1) Amar y honrar a los padres. Ef. 6:2,3; esto no favorece la salvación eterna, tan sólo asegura seguridad y prolongación de la vida humana. Es un principio relativo, porque Dios lo aplica soberanamente y subordinadamente a sus principios eternos. Metafóricamente, implica “reconocer el origen de uno”. El Diablo cayó porque cometió este pecado.
2) Querer amar la vida. 1ª. Pd. 3:10 (disponerse a aprender a amar y perdonar) El amor se aprende y se desaprende. Dios no obliga a nadie a vivir. Nos da la vida y espera que queramos vivir. De nosotros depende amarla o aborrecerla. La respuesta no es “él/ella quería vivir” sino “amaba la vida o la aborrecía”. Principio eterno.
3) Refrenar la lengua del mal, no hablar engaño, apartarse del mal, hacer el bien, buscar la paz y seguirla. 1ª. Pd. 3:10,12 Lo que declaramos con la boca, sembramos, y lo que sembramos, cosechamos. El apartarse del mal tiene una contraparte obligatoria: hacer el bien: si uno difamó, y se arrepiente, deberá procurar hacer un acto de humildad ante el agraviado, siempre en el poder y la gracia de Dios. Principio relativo. Lo que no arreglemos aquí y ahora, lo arreglaremos en el Milenio.
4) Permanecer en Cristo para poder llevar frutos. Jn. 15:2 Dios quiere que vivamos, pero le agraviamos sobremanera si no queremos llevar frutos. Principio eterno.
5) Discernir el Cuerpo de Cristo y participar de la Mesa del Señor dignamente. 1ª. Cor. 11: 30 Esto no debe ser una costumbre, un rito de hacer penitencias momentos antes de la Cena del Señor, sino una vida de continuo arrepentimiento y reconciliación interior con los hermanos, y con el Cuerpo. Dios cuida su cuerpo y no permitirá que nada lo contamine. Principio eterno.
6) No destruir el templo de Dios. El templo de Dios ahora, es nuestro cuerpo, no apenas nuestro espíritu, aunque el centro o altar mayor de ese templo sea el espíritu humano. Hay infinitos ejemplos (que conozco) de cristianos que después de santificados y de haber llegado a ser morada de Dios en el espíritu, profanaron su cuerpo y en poco tiempo más, fueron literalmente destruidos. La fornicación es el pecado base para la destrucción del templo del Espíritu. Lamentaciones 3:34-36 afirma que Dios no tolerará que alguien prive de su derecho a otro, o le pise la cabeza. ¿Sabes tú a quién le estás negando el derecho de tener una joven pura y solamente para sí, o viceversa? Pues, cada vez que fornicas, estás invadiendo el derecho ajeno. Y en el supuesto que luego se casen, la fornicación destituye a cada uno de su propia autoridad, lo que equivale a decir que la persona que concuerda en el acto fuera del matrimonio, se deja pisar la cabeza voluntariamente, y las consecuencias vendrán en el tiempo como un bumerang sobre cada participante del acto, porque es también una clara expresión de rebelión a la autoridad de Dios y a la delegada por Dios a su institución matrimonio. Principio eterno.
7) No caer en la rebelión:
el principio de la sujeción es tan fundamental, que a los ángeles rebeldes Dios “los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”. Jd.6. Wachtman Nee nos señala 5 clases de autoridades delegadas que son como la Autoridad del mismo Dios, y que rebelándonos deliberadamente contra ellas, equivale a rebelarse directamente contra Dios (50 Preguntas Vitales del Evangelio), a saber, 1) el esposo sobre la esposa; Nm. 30:6–15; 2) los padres sobre los hijos; 3) los patrones sobre los siervos o empleados; 4) el Gobierno sobre el pueblo; 5) y los Obreros de la iglesia sobre el pueblo de Dios.
En otra Obra del mismo autor, “El Testimonio de Dios”, se describe qué es pecar contra el Testimonio de Dios, y cómo esto puede llevar a Dios a castigar un santo aun con la muerte. El pecado de rebelión es igual al pecado de hechicería. Hechicería es sinónimo de atajo, y significa tratar de llegar a un fin desviando el camino verdadero. Dios nunca permitirá a nadie llegar a él, fuera de Cristo, el Camino, o que uno se extravíe, queriendo adelantarse a quienes él puso con autoridad sobre nosotros, o que nos vanagloriemos considerándonos superiores. 2ª. Jn. 9 Principio eterno.